¿Qué se siente cuando el cuello de tu mejor amiga está entre tus manos?

Si, después de haberme tirado casi un mes entero sin actualizar ara de repente, dos actualizaciones seguidas… pero es que esta vez…ESTA VEZ LO MERECE.

Como ya leeríais en la entrada anterior, este fin de semana he tenido seminario de osteopatía, concretamente cervicales y bueno, lo primero que tengo que decir, es que estoy escribiendo esto con mis dos manitas, que por lo pronto es una señal, de que mi médula y demás cosas débiles (e importantes) que pasan por el cuello siguen en perfecto estado… ¡gracias a Dios! También tengo sensibilidad y demás cosillas, aunque es cierto que noto un ligero dolor en el pescuezo… Pero teniendo en cuenta, de que en un fin de semana me han podido crujir el cuello unas 20 veces, creo que lo raro sería estar hoy como si no hubiera pasado nada…
Pero lo que hoy vengo a escribir aquí, es esa sensación, ese miedo y ese nerviosismo, por el cual supongo que teníamos que pasar todos….

El viernes, como recibimiento, el profesor nos habló de las manipulaciones cervicales (crujir) de que debería darnos respeto, pero en ningún momento miedo y mi respuesta fue “yo tengo muuucho muuucho respeto a las cervicales”. Después de un día entero formándonos sobre toda la patología cervical, qué puede pasar ahí, como podemos solucionarlo. También ese día aprendimos nuevas expresiones, como por ejemplo “mis huevos 33” Me pareció muy gracioso el ponerle un 33 detrás… porque te quedas como pensando “¿y por qué 33 y no 35 o 1347? NO se es una expresión graciosa cuanto menos y…. LA MADRE DE TODAS LAS EXPRESIONES, la que pasa a la sección “frases míticas de ayer y hoy”… “ehmm humm…estroncio…!” Os pongo en situación, para que os resulte tan graciosa como a mí:
¿No os ha pasado nunca, que cuando un profesor pregunta algo en clase, se escuchan un montón de murmullos de gente intentando decir algo en bajito, pero nadie se atreve a decirlo, porque nadie sabe la respuesta? Pues ahí viene, cuando se responde si porque claro ehm hum estroncio… En realidad eso es decirlo, transmitirlo en escrito es difícil…
El sábado por la tarde, día en el que por fin escuché como el sonido del cuello crujiendo, oído desde fuera. Y ahí vino cuando entendí por qué la gente me mira raro cuando yo me crujo…. En la vida pensé que eso fuera tan desagradable. Cuando el profesor empezó,  porque ponemos esta mano por aquí, esta por allá y ya solo queda PLACK!!!! Mira que susto…. Justo después del crack (que sonó más bien como una cremallera) sonó un shhhhh generalizado, con caras de ¡oh Dios! Dentro de unos segundos eso mismo lo tendré que hacer yo!!!
Pues evidentemente, eso fue lo que pasó, a la voz de “venga, que uno se ponga de paciente, que vamos a hacer primero la de extensión” mis piernas empezaron a temblar, mis manos a sudar, me empezó la risilla esa nerviosa de ¡ay mi madre!.
Y allí tenía, a mi mejor amiga, tumbada boca arriba, prestando su cuello para que YO, se lo manipulara por primera vez en mi vida… y ahí la veías, tan tranquila, diciéndome ella a mí “venga que no pasa nada” e intentando tranquilizarme ESO SE LLAMA CONFIANZA SEÑORES. Eso es confiar en que una persona, saber que no ha crujido en la vida un cuello, y aun así prestar tu pescuecito para ella…. Además con estas cosas te das cuenta de cuánto confías realmente en las personas(y ellas en ti). Y me he dado cuenta de que Yolanda debe hacerlo mucho… porque la tía, que no consigue relajar el cuello ni por equivocación, de repente, ahí lo tenía, que parecía plastilina, esperando a que yo me decidiera… y ¿sabéis qué? Que eso me puso más nerviosa aun. Porque cuando yo me vi, allí, con su cuello-cabeza en mis manos, que casi le estaba tocando una oreja en el hombro y miraba ya casi a Cuenca…. Y yo sabía que justo en ese momento era cuando yo tenía que “imprimir un impulso balístico en rotación” (vamos lo que el común de los mortales denominaría “pegarle un viaje”) y entonces manos frías, sudorcillo, temblor… imágenes de todas las películas de chinos que has visto en tu vida en las que mataron a uno girándole la cabeza… respiras hondo y ¡¡¡¡¡Placa!!!!! Y claro, la primera vez no te sale, porque el impulso de “balístico” tiene más bien poco, has pegado un empujoncillo… pero tú misma sabes que no es suficiente… Luego ya con más confianza lo intentas, y oyes ese magnífico sonido, que minutos antes te había parecido desagradable y que ahora es la confirmación de que lo has hecho bien. Y viene, cuando esa tensión se va, y ahora empiezas a temblar de verdad, el corazón se acelera (como cuando te pegas un susto y al rato parece que tu cuerpo reacciona) y empiezas a pegar saltitos diciendo “¡toma!¡toma! ¡Me ha salido!” y tu compi te sonríe y te confirma que aun puede seguir moviendo las manos y los pies…. Y ese es el momento en el que por fin puedes decir que las cervicales ya no te dan miedo… ¡te dan respeto! Y te sientes más orgullosa que nada… y eres tú la que te tumbas en la camilla y le das ánimos al de arriba….

CERVICALES… TODA UNA EXPERIENCIA.

Nos leemos prontito, mi vida está llena de acontecimientos últimamente.