Hoy el mundo está un poco más solo, un poco más triste porque hoy nos ha dejado una de las personas que hacían de este mundo un lugar interesante. El mundo en general y la comunidad universitaria y Granada en particular hoy está de luto por la muerte de D. Miguel Guirao Pérez, catedrático de Anatomía de la Universidad de Granada, un gran docente pero sobre todo una gran persona con unos valores de esos que ya no se encuentran…
Realmente, nunca he cruzado más de dos palabras con este señor, pero eso no quita que no sepa y admire su trayectoria, ya que lo he “conocido” a través de los ojos que mejor podrían conocerlo… su propio hijo.
Y aquí comienza mi historia…….
Nos situamos hace ya unos 4 años, cuando una Feli novata, tuvo su primera clase de anatomía… Miguel Guirao se llamaba el profesor. Recuerdo que salí de aquella clase más que agobiada…. Pensando que no era capaz de dibujar y escribir a la vez, y que debería adiestrar a mi mano izquierda para que aprendiera a hacer una de las dos cosas (aunque realmente dibujar no sabia ni la derecha ni la izquierda) Frustración es poco para describir aquellas primeras clases.
Luego ese sentimiento cambió y después de comprar “mi magnifico atlas y mi magnífico libro de anatomía” deduje que si los dibujos ya los tenía, podría dedicarme solo a tomar apuntes… pero hasta tomar apuntes me molestaba… yo solo quería pasar horas y horas escuchando a ese hombre explicar, disfrutando y absorbiendo como una esponja… (reconozco que a veces me descubría a mí misma con la boca abierta, y sin copiar apuntes, entonces pegaba el típico saltito de “Feli, ponte las pilas” y seguía…) Era pasión lo que yo tenía por ese profesor, admiración se queda corto…
Un día, el día del patrón de la Escuela (San Juan de Dios) este profesor, se puso a contarnos “anécdotas” precisamente sobre los huesos de San Juan de Dios… y ahí salió su padre y su abuelo y como su abuelo había llevado los alumnos a la actual facultad de medicina y un sinfín de cosas más. Y, como decían algunos de mis compañeros, “para mí todo lo que dice este hombre va a misa”, esa tarde o no recuerdo si dos o tres días después… se me ocurrió la genial idea de poner “Miguel Guirao” en Google….. y con todo lo que allí encontré, más lo que mi madre me había contado previamente… descubrí que realmente la pasión con la que enseñaba mi profesor, no era una cosa nueva en su familia. Allí estaban su padre (Miguel Guirao Pérez), su abuelo (también Miguel Guirao) y no se si alguno más… que todos habían sido, entre otras cosas, anatomistas. Así que esa manera de enseñar tan peculiar, esa manera de transmitir la pasión que sentía por esta materia, no era fortuita.
El curso siguió y mi pasión e interés por la asignatura, y por la persona (fijaos que ya no digo profesor) que la enseñaba fue creciendo… hasta tal punto que lloré como una niña pequeña cuando terminamos sus clases (a escondidas por supuesto… nadie se enteró de esto, que hoy hago público).
Pero yo no podía acabar así, tenia que decirle a este hombre, todo lo que lo admiraba, lo que me gustaba su manera de dar clases, todo…. Así que una vez que acabaron los exámenes y yo tuve mi nota, con toda la vergüenza de mi alma (porque en el fondo pensaba que podría no sonar sincera del todo y parecer una autentica trepa) se lo dije… tenía que hacerlo. No recuerdo exactamente la cara que puso… .
A partir de ahí, conocí a Miguel Guirao “padre” y Miguel Guirao “hijo”. Si, si, hijo de mi profe, el destino, el azar(o que cada uno le llame como quiera) hicieron que coincidiéramos en clases de ingles y a día de hoy aun somos compañeros… ¿no es increíble cuantas coincidencias?
Pues a raíz de ir conociendo cosas de Miguel Guirao “padre” (el padre de mi profe), me di cuenta de que si su hijo merecía mi admiración… él merecía aun más. Una autentica fuente de sabiduría y valores. Reconozco que solo habré estado un par de veces o tres compartiendo espacios con él, pero me sentía tan pequeñita y tan ignorante a su lado, que no se si alguna vez he conseguido algo más que sonreir tontamente y balbucear dos palabras seguidas… Era el claro ejemplo de cómo yo quería vivir y envejecer…. . NO puedo describir aquí, en dos líneas (o en 200) toda la trayectoria de este hombre, porque es tanta… y de tantos campos, que me faltaría Internet para poder ponerlo todo. Pero lo que yo destaco de él, no son solo sus conocimientos académicos, son también esos valores, esa bondad, esa humanidad, que tan difícil es de encontrar en personas que se mueven en estos ambientes (generalmente están demasiado endiosados). Pero no solo eso, no solo le bastaba con tenerlos el mismo… sino que los ha sabido transmitir a las generaciones posteriores…. Eso sí que es difícil. Y si no os lo creeis, ahí teneis la Fundación Agua de Coco (fundada por uno de sus hijos) y que tiene a un monton de nietos como voluntarios…
Y ese envejecimiento activo, ese saber vivir cada etapa, ese saber adaptarse a los cambios, eso es inteligencia… Recuerdo, y ya como última anécdota, que hace unos meses, fuimos a un concierto que había en la Fuente de las Batallas, en el cual tocaba su nieta (amiga de Álex) en un grupo más bien alternativo… y allí estaba él, orgulloso, viendo como su nieta tocaba la batería, bailando y aplaudiendo como el que más… con 85 años…. Y con un padre así… ¿cómo puedo describir yo a Miguel Guirao “profe”? Solo puedo decir, que es la persona que ha marcado mi vida académica y con ella el resto de mis “pequeñas parcelas”. Y que como un día ya le dije…
“si algún día puedo ver más lejos, fue porque me subí a hombros de gigantes” Pero parece ser, que “mi gigante” a su vez se subió a hombros de otro…. Su propio padre.
Quizás, estuvieran buscando gente válida e increíble para entrar al cielo… y esta vez te tocó a ti…
Descanse en Paz



