Y aquí estoy yo de nuevo, me prometí no abandonar este proyecto llamado BLOg cuando lo creé y aunque a duras penas un año y pico después aun sigue vivo.
Haciendo un hueco en mi apretada “nueva vida”, he decidido volver por aquí. Esta vez para filosofar un poco, lo reconozco, creo que mi “apretada nueva vida” está influyendo en mí demasiado y, aunque poco a poco, me está haciendo cambiar y ser más critica, más analítica más… PERROFLAUTA!!! JAJAJA.
Algún día dedicaré una entrada entera a contar como he llegado hasta esta situación y cómo me va en ella. Pero creo que una frase que le dije a mi madre por teléfono el otro día resume bastante la historia: Mamá, creo que tengo que fumar lo que ellos fuman para poder ver lo que ellos ven. Pero eso es tema aparte.
Supongo que como consecuencia de mis pocos conocimientos adquiridos recientemente y de asomarme a un abismo que hasta ahora no conocía, ahora pienso “socialmente”, debato sobre si el Tchador debe prohibirse o no en las escuelas francesas, o si mi concepto sobre derechos humanos es el mismo concepto que el tuyo. (todo esto ralla ¿¿verdad??) Pues bien, eso es a lo que me dedico últimamente, tanto dentro como fuera de las aulas… Creo que estoy creciendo como persona a ritmos agigantados.
Pues bien, el otro día al salir del gimnasio (si, he vuelto al gimnasio) era ya de noche, y me sorprendí a mí misma, mirando hacia los edificios, y a las ventanas que dejaban entrever la luz de las respectivas casas. Y después de un rato observando aquella situación (aparte de asustarme por hacer esas cosas) me dí cuenta de que somos muchísimas las personas y muchísimas las vidas que hay. Eran las 9 de la noche, y entre esas ventanas y esas cortinas, se podía entrever a alguien poniendo la mesa, a una persona mayor viendo la tele, niños haciendo los deberes, lámparas de escritorio de gente estudiando. ¡Somos tantos! ¡tantas vidas con tantas alegrías y tantos problemas distintos! ¿Y de verdad una ciencia, se atreve a decir que estudia la sociedad? Desde mi humilde opinión, no hay estudio posible, el ser humano somos un bicho complejo. Antes ya lo sabía desde dentro, desde su funcionamiento elemental y ahora sé que también lo es en sus relaciones sociales…, pero, ¿hasta qué punto está esto separado? ¿hasta qué punto podemos tratar un cuerpo sin tratar una mente? ¿y hasta qué punto podemos tratar esa mente sin tener en cuenta el contexto social? ¿cómo influye el no sentirnos integrados en una sociedad sobre nuestro propio organismo? O al contrario ¿cómo pueden nuestros problemas físicos excluirnos de una sociedad? Gran reto el de buscar una respuesta a estas preguntas….
PD: El martes tengo un examen de estadística… creo que la razón más grande por la que he actualizado es porque tenía algo más importante que hacer…!!!

