¿Cómo va mi dieta?

Reglette regime

miércoles, 29 de septiembre de 2010

ESTAMOS DE ANIVERSARIO

Sigo apareciendo por aquí de higos a brevas… pero es que, ¿no habéis escuchado nunca eso de que cuanto más tiempo tienes, menos haces? Pues a eso me dedico últimamente… a no hacer nada. Absolutamente nada. Llega un momento en el que te acostumbras a no tener planes y a que los días se sucedan mientras tú solo te dedicas a esperar a que pase algo: Primero esperar a septiembre, una vez que ha llegado, te das cuenta que tienes que esperar hasta octubre, y cuando llegue octubre… ¿se acabará la espera? Algo me dice que sí, pero ya no me fío de ningún tipo de intuición… De todas maneras ya he decidido que si para el día 10 no se aun nada, me largo para Granada, a buscar lo que sea, a trabajar, a estudiar, a no hacer nada, me da igual, pero necesito salir de mi pueblo de una vez. Me da mucha penilla por mis padres, porque se que estoy siendo un apoyo grandísimo para ellos estos meses, pero creo que algo me dice ¡sal ya de aquí! Y debo hacerle caso.

Entre todas estas cosas la vida sigue, la verdad últimamente no me puedo quejar, tengo GRANDES escapadas a Granada, unas mejores que otras, pero todas me cargan las pilas. Este mismo fin de semana, ha sido uno de esos que se recuerdan siempre, en los que terminas haciendo lo que menos planeado tenías, empalmando una boda (súper arregladísima) con una salida en vaqueros y zapatillas y una noche entera sin dormir… ¡¡y todo en el mismo día!! Y todo eso compartido con personas que te importan muchísimo, Cintia, ¡que se me casó!; Yolanda, que…. ¡que me sacó a la calle esa noche! (y hasta ahí puedo leer). Solo añadir que una también tiene derecho a sentirse Sara Carbonero de vez en cuando ¿verdad?

Y entre tanto, he celebrado un ANIVERSARIO… ¿aniversario? ¿Feli escondes algo/alguien? Pues no, no escondo nada, la verdad, todos lo sabéis ya subliminalmente: Ayer HIZO UN AÑO QUE ME PUSE A DIETA.

Si 365 días…, bueno vamos a ponerle 300 días, por aquello de dejar 60 salidas de tono, o del redil… Un año, en el que he descubierto que mi fuerza de voluntad puede ser ENORME… y que si he conseguido esto, la verdad, creo que solo es cuestión de proponerse las cosas. Y mentalizarse, esa es la palabra, mentalizarse, concienciarse y madurar las decisiones dentro.

Yo no decidí lo de ponerme a dieta de la noche a la mañana… decidí que debía hacer algo a principios de Agosto del año pasado y casi dos meses después, (el 28 de Septiembre de 2009) fue cuando empecé la cosa en serio… y cuando digo en serio, lo digo así. Yo no dije, “el lunes me pongo a dieta” no… yo fui un martes, creo y después de haber valorado los pros y los contras. A día de hoy tengo en mi cuerpo 20 (y tantos) kilos menos y estoy reuniendo fuerzas para perder otros 7 u 8 más (y ver el 6 en mi peso) quiero pesar 69kilos, y no por lo erótico del número, sino porque pienso que habiendo estado toda mi vida gorda, no creo que me viera bien con menos peso de 70kg… pero me hace ilusión ver el 60 en mi peso, por eso me vale con 69.9 (jajajaj, cada una tiene sus caprichos no?)
El llegar aquí no ha sido fácil, y no le diré a nadie JAMÁS, que es fácil perder peso. NO es fácil, es muy muy difícil y la gente que tenemos tendencia a engordar, es una autentica pesadilla. Es estar siempre midiendo lo que comes, saber que si te has pasado un día, te tiras tres compensando lo que has hecho ese día. Se restringe la vida social un montón, que eso nadie lo cuenta de las dietas… esa es la parte de las dietas que se “omite”.

Con esto de estar a dieta, me he dado cuenta, de que toda nuestra vida social se hace alrededor de una mesa: se queda con los amigos para desayunar, para una cerveza, para comer, para merendar, para cenar… o si simplemente “quedas”, siempre terminas diciendo: “oye, ¿quieres algo?” todo es así.

Da la vida, que mi círculo social, mis amigos, son lo más comprensivos del mundo y la verdad en ningún momento les ha molestado el tener que comprarse algo “guarro” para cenar y subir a mi casa para que yo pudiera cenar una ensalada. Eso en general, y por particularizar en algunos, Alex, que me arrastró y consiguió aficionarme al gimnasio (y como lo echo de menos ahora… necesito clases de M.Fusion y decir MUERTE de vez en cuando), y Yolanda, y su familia… pobrecita su madre, que le tengo la cabeza “quebrá” porque una vez cada mes (o dos) me adoptan en su casa para osteopatía… y la pobre siempre me pregunta que yo que puedo comer. A priori parece fácil, pero sí, limita un poquito la vida.

Luego en cambio, hay refuerzos muy grandes, ME VEO GUAPÍSIMA. Si queda muy narcisista, pero yo me miro al espejo y digo: ¡Hosti Feli, que cambio has dado! Y llego a una tienda y pido una talla 46… que sí, que alguien dirá ¡Diooooooos una 46!, pero habiendo vestido una 52/54… una 46 es una talla “normal”. Y me puedo comprar un vestido en una tienda “normal” y casi me he despedido de las tiendas de “tallas grandes” y ahora tengo una gran colección de botas, porque la mayoría me entran de la caña…

En fin, que me gusta el cambio… ahora, después de este descanso veraniego, en el que mi único objetivo era no engordar y la verdad que lo he conseguido (y le tenía un miedo atroz al verano), voy a ver si le doy un achuchón y pierdo esos 7 u 8 que quiero perder y ya, a luchar para siempre para mantenerme así.



Espero escribir otra vez dentro de un año, y que las cosas sigan como hasta ahora, en cuanto a fuerzas y resultados se refiere…


PD: ¡¡¡Estoy admitida en Antropología, aquí en Granada!!! Las cosas se van arreglando poco a poco

viernes, 3 de septiembre de 2010

Vuelvo a ser Novata

Lo prometido es deuda, y como dije que contaría las cosas cuando estuviera segura de ellas, aquí va una de ellas: ME VUELVO OTRA VEZ UNIVERSITARIA. Empiezo un master en Murcia el día 19 de Octubre (si Dios quiere y no pasa nada… ¡que es bueno decir estas cosas visto lo visto!)
Y esta vez, soy novata de las de verdad. Voy a vivir experiencias que normalmente la gente vive cuando empieza en la universidad y no cuando va a hacer un postgrado, pero ¿qué le voy a hacer?

Lo primero que dicen que se siente cuando te vas a la universidad, es la pena de tener que dejar tu pueblo/cuidad, salir de casa, dejar a tus amigos de toda la vida, el ambiente donde te habías criado… para empezar de “cero”, una vida totalmente distinta en una ciudad totalmente distinta…. Pero, ¡a mí eso no me pasó! Lo único que sentí pena era por dejar a mis padres aquí. Pero salir de un pueblo al cual odiaba, donde no me sentía para nada querida, donde no encontraba a nadie que me aportara la “amistad” tal y como yo la entendía, donde no compartía gustos ni intereses con nadie y donde era la “rarita”, no me supuso ningún esfuerzo como comprenderéis. ¿Podría ir algo peor? Eso no me asustaba. Además, todos éramos nuevos y así sería mas fácil formar un grupo.

En cambio ahora, que me mudo a otra ciudad y dejo MI Granada por algún tiempo, ahora si se lo que sentían cuando se separaban de sus queridos pueblos. Ahora si se lo que es dejar amigos, conocidos, confidentes, compañeros de risas y de experiencias atrás, para seguir viviendo mi propia vida. Ya se que no es definitivo, y que vamos a seguir ahí todos pero ya se sabe, no es lo mismo. Ahora es más difícil cuadrar horarios o días para estar juntos y ya no puedo decir: ‘Oye, ¿unas teterías?’ y que media hora después esté tomándome un té (pakistaní, por supuesto). Ahora hay que planearlo. ¡¡Vamos que voy a echar de menos hasta a las gitanas que ofrecen romero!!



El segundo problema al que se enfrentan los preuniversitarios es a la BUSQUEDA DE PISO y de los respectivos compañeros. Miedos a irte con tus amigos de toda la vida y que la convivencia rompa esta relación, miedos a irte con gente desconocida, vivir solo, ¡cocinar!, ¡planchar!, ¡limpiar!..., casa extraña, gente extraña…
Pues, yo tampoco tuve ese problema, me tuve que adaptar a vivir sin papá y sin mamá, eso sí. Y tuve que descubrir que la clave de un buen planchado es un buen tendido, y la existencia de los Tupper (los cuales tenía que preparar yo porque mis padres se negaron)… Pero todo esto lo hacía en mi propia casa, en un piso (de mis padres) acondicionado enteramente para mí, donde no faltaba un detalle, y si faltaba se compraba y punto.
Pues, a mis 21 años (casi 22) voy a vivir la experiencia de compartir piso. Y la vivo con los mismos miedos que la vivió cualquier otra persona a los 18. Ir a buscar piso a una ciudad la cual a penas conoces, compartir con gente que conocerás según vayas viviendo con ell@s... Y un sinfín de dudas y misterios que supongo que se irán resolviendo poco a poco.



Ahora mis mayores inquietudes, dudas, ansiedades, se basan en SOCORRO VOY SOLA, necesito socializarme por allí. Y la gente que hace un master suele tener ya su ambiente, su rutina, y a priori veo complicada la tarea de iniciar un nuevo círculo. Y digo que la veo complicada, pero no imposible, me tengo por una persona lo suficientemente extrovertida como para poder establecer relaciones nuevas en ambientes nuevos, pero eso no quita que asuste un poco.



La semana que viene iré a formalizar mi matrícula y a buscar el que será mi nidito durante los próximos 7 meses, no dudéis que estaréis informados de todo. Empiezo una aventura y ya dice el señor Fito, que: “lo que me llevará al final, serán mis pasos no el camino”



Y, para terminar, una frase de Miguel de Cervantes:

“A buscar aventura, que la halla el que se muda”